Sí la humana… La misma que según Einstein era vasta y expansiva… Esa de la que muchos renegamos y muy pocos asumimos que está con nosotros… Es nuestra y de nadie más… Porque están los que la ejercitan diariamente por sus actos y la colocan en una vitrina para hacernos creer que son tendencia… Que influyen a otros o peor aún, se auto abrogan innovadores y la estampan con una selfie «creativa» y/o en pelotas… Son los mismos pacificadores porque todo es paz y amor, mientras no toquen sus verdaderos intereses (y el bolsillo es lo primero)… El supuesto ejercicio de la Libertad en un mundo acomodado por las grandes fuerzas de la economía, el consumismo y la tecnologización hiperconectada… El pseudo del pseudo saltando en una pata porque alcanzó miles de «me gusta», en un sistema de reproducción de soldaditos de plomo, mejor dicho del plástico…
También estamos los estúpidos soñadores… Los que a fuerza de creer y sentir al otro empatizamos desesperadamente para intentar salvarlo… A los otros, al planeta y a nosotros mismos del movimiento, más no de la estupidez… Porque hoy todos sabemos que no basta con pensar, soñar y sentir al otro… Hay que ir a su encuentro… Buscarlo… Tocarlo… Hablarle… Escucharlo y mirarlo a los ojos… Sin embargo hacemos lo más confortable y light posible para no engancharnos esa mochila que implica ayudarnos en la razón y el corazón… Y todos los días, ella, sí, la estupidez humana gana espacios y simpatías en todos los órdenes vivibles en los tiempos que corren… Son tales nuestras fragilidades que no observamos la inacción y el silencio que nos rodea…
Y finalmente están los que nos toman y tratan como estúpidos porque necesitan ejercer su fuerza manipuladora sobre los inferiores, los más jóvenes o pasaditos de años, y hasta los más amables… Sostienen sus dulces sonrisas para ocultar el aguijón envenenado de sus frustraciones y desaciertos… Todo lo saben, todo lo pueden y todo lo quieren… Pareciera entonces que no se salva nadie y que la estupidez es muy humana… Hay una por cada uno de nosotros presentes en este dilema de la comunicación virtual donde todo vale y nada es verdad… Es probable que yo esté equivocada y siga siendo una estúpida… Pero Einstein no se equivocó… Se expande y crece tanto como ese universo sobre el que teorizó… Y así es… La estupidez humana… Inagotable…